Un día después de que el representante de la OEA, Luis Almagro, visitará los albergues para verficar las condiciones humanitarias de los deportados desde Venezuela, el presidente de ese país, Nicolás Maduro, envió un mensaje a su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, en el que le dice que solo entre ellos dos está la solución a la crisis fronteriza.

“No me huya más, deme la cara. No tenga miedo al diálogo, presidente. Solo a través del diálogo usted y yo podemos canalizar la solución a estos graves problemas. Yo estoy dispuesto a sentarme a hablar con usted donde usted diga, cuando usted diga, como usted diga”, recalcó Maduro.

Tras la visita de Almagro a Norte de Santander, donde calificó la situación como “muy penosa”, la posición radical de Venezuela con respecto a sus acciones en la frontera ha comenzado a variar. El desalojo de las familias colombianas que vivían en San Antonio (Táchira)— aquellas que tuvieron que cruzar el río para recuperar sus enseres — fue negado en las últimas semanas por el gobierno de Venezuela, pero, ante la verificación de la OEA admitió errores durante el cierre de la frontera.

Una de las instrucciones que supuestamente le dio el gobernador de Táchira, José Gregorio Vielma Mora, a la Guardia venezolana, fue marcar las casas del barrio de invasión Mi Pequeña Barinas con una D o una R. La D significaba derribar. Ayer, en las declaraciones que les dio a los medios de comunicación, el gobernador dijo que esa forma de demarcar “ya no se está dando más. Esa situación ha dado la vuelta al mundo y nos ha hecho un gran daño”.

Vielma también negó que haya dado la instrucción. “A alguien se le ocurrió; estamos averiguando, a quién se le ocurrió marcar”. Además de invitar a los colombianos que tienen hijos venezolanos a regresar al país, el gobernador prometió “un gran número de viviendas para apoyar a los colombianos trabajadores y honestos que viven en Venezuela”. Para el barrio de invasión, supuestamente, serán 836 viviendas.

En su visita a la zona, el secretario de la OEA dijo sobre las deportaciones: “Ninguna persona es ilegal en ningún lado ya que todos llevan un documento y todos tienen consigo la legalidad, a menos que hayan cometido un delito”.

Llamado al diálogo

El Papa Francisco invitó a los gobiernos a resolver el conflicto mediante el diálogo y la solidaridad: “En estos días, los obispos de Venezuela y Colombia se han reunido para examinar juntos la dolorosa situación que se ha creado en la frontera entre ambos países. Veo en este encuentro un claro signo de esperanza. Invito a todos, en particular a los amados pueblos venezolano y colombiano, a rezar para que, con un espíritu de solidaridad y fraternidad, se puedan superar las dificultades”.

Y aunque los países de la Unasur no han fijado una fecha para discutir el tema, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, ya mostró su disposición para facilitar un diálogo entre ambas naciones. “Nos tiene muy preocupados la situación Colombia-Venezuela. Queremos interponer nuestros buenos oficios para que entre hermanos, entre naciones hermanas, dialogando, se arregle cualquier problema”, dijo Correa.

Marcha por la dignidad

Entre tanto, colombianos en la frontera adelantaron una “marcha por la dignidad y el respeto”, organizada por la Academia de Historia de Norte de Santander y la Gobernación, que recorrió dos kilómetros con pancartas, camisetas blancas y banderas de Colombia, y concluyó en el puente internacional Simón Bolívar.

En la movilización, el gobernador de Norte de Santander, Edgar Díaz, dijo que el cierre ha afectado la economía de la región: “Existe un porcentaje muy alto de cerca del 14,6 % de la población que está desempleada en Cúcuta y un 70% en informalidad”. Monseñor Víctor Manuel Ochoa, de la Diócesis de Cúcuta, invitó al “desarme de la violencia” y a la reconciliación entre ambos países.

Fuente: Elcolombiano.com

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