Sesenta y una noches han pasado y apenas logra no recordar. Tan solo son 17 años de vida para haber tenido la muerte y la existencia, en segundos, a un paso, cerca de él. “No me dejen morir”, recuerda, el bombero voluntario de La Unión, Juan Diego Gómez, le decía André Luis Goulart, cuando lo encontró entre las latas del avión siniestrado en el cerro Gordo de La Unión.
Un obrero corta las partes que quedan de la aeronave, el ruido de la máquina inquieta la tranquilidad. La tierra está seca a diferencia de aquel 28 de noviembre pasadas las 10:00 p.m. cuando murieron 71 personas y seis sobrevivieron al accidente. El viento sopla, frío, y Gómez aguarda por su comandante y otras autoridades, que les rendirán homenaje a él y sus compañeros.
“Lo tapamos con mantas. Le traté de hablar. No le entendía y me respondió en inglés, entonces le conversé en ese idioma. Preguntaba por su familia, dijo que los amaba”, recuerda Gómez, que lleva tres años como bombero y recién recibió clases de una segunda lengua en Rionegro.
La solidaridad no se ha apagado en La Unión. Y es tan fuerte que se olvidaron de agradecer a quienes salvaron las vidas de dos tripulantes, un periodista y tres futbolistas del Chapecoense que iba a Medellín para el primer partido de la final de la Copa Suramericana ante Nacional.
Sin importar que pasaron dos meses para que les hicieran un reconocimiento a su labor, Arquímedes Mejía, comandante de los bomberos de La Unión, agradece el gesto. El homenaje es sencillo, pero emotivo. Cada uno de los más de 100 rescatistas lleva una ofrenda floral hacia una gruta de la Virgen, improvisada en el lugar. Allí hay fotos de los futbolistas, directivos y periodistas fallecidos, en las que se ven felices junto a sus esposas y pequeños hijos.
“Poder sacar personas vivas en este siniestro y recuperar los cuerpos de las víctimas fue parte destacada de nuestra labor”, dice el capitán Mejía.
Un lugar emblemático
Al cerro Gordo, ahora Chapecoense por gestión de la Alcaldía, llega mucha gente a orar, a traer flores. Se convirtió en un sitio de peregrinación, incluso para extranjeros.
Por eso el alcalde de La Unión, Hugo Botero, no duda en insistir en que el lugar sea conservado como un sitio de interés público.
“La última determinación la tomaremos el 14 de febrero con el gobernador Luis Pérez y las autoridades brasileñas. Hay varios proyectos, pero el que me parece viable, y ojalá se levante aquí, es la capilla con el Cristo Salvador de Río de Janeiro encima”, explica.
El terreno es de un particular pero Botero cree que es posible, porque está al pie de una cordillera y es reserva forestal, lo que le da manejo a Cornare.
“Ya recibí una llamada para que diera los permisos que se requieren para el mejoramiento de la vía. El 30 de diciembre que vino el Gobernador propuso que las turbinas del avión se queden en la zona para montarlas en unos pedestales”, agrega.
Falta retirar 30% de material
Los trabajos para retirar los restos del avión continúan. Frank Gómez, habitante de La Unión, reporta que han sacado el 70 por ciento.
“Iniciamos esta labor hace ocho días. Se tienen que cortar las partes del avión, incluso las que quedaron arriba de la montaña. Como el acceso estaba tan difícil nos tocó hacer un acceso con el tractor. Hemos trabajado en equipo, jalando, empacando en grandes costales para montarlos en camiones que los llevan a un depósito en Guarne”, anota.
Para Gómez ese ha sido uno de los trabajos más difíciles de su vida. Además de la cantidad de latas, cables, partes del fuselaje, tiene presentes los muertos, jóvenes, deportistas. Los objetos personales, cremas dentales, cepillos de dientes, máquinas de afeitar, lo hacen pensar en ellos.
Si bien las autoridades departamentales han esperado determinaciones de la empresa aseguradora, y de la Aerocivil, para retirar las partes, el avance de esa labor y la limpieza del terreno ha sido satisfactoria para el alcalde Botero.
“Las partes las están llevando a Guarne a unas bodegas, porque aún están bajo custodia de los entes de control, sobre todo de Fiscalía y la aseguradora, añade Botero.
Instan a devolver objetos
Los objetos, que no dejan olvidar, también ayudan a menguar la angustia de familiares de quienes fallecieron.
Es poco lo que se ha recuperado considerando el equipaje. Echando mano de la solidaridad, 85 habitantes de La Unión crearán la Corporación Binacional de Hermandad La Unión Chapecó, buscando que quienes obtuvieron esos objetos del lugar del accidente los devuelvan a las familias.
Julián López, uno de los fundadores explica que además, buscan adquirir los predios cercanos al lugar del accidente para un centro de peregrinación con museo, y donárselo a la ciudad de Chapecó. Tienen previsto lanzar una campaña para que cada niño colombiano done 1.000 pesos y que cuando crezca visite el lugar y vea su nombre allí.
“Nació la idea de gestionar para que nos dejaran entrar a recuperar los objetos de las víctimas y entregárselos a los familiares. Mucha gente de la vereda empezó a devolver algunos elementos. Nos han entregado el equipo de recuperación física y fisioterapia, camisetas, sudaderas, buzos, guantes de arquero, guayos”, dice.
López asegura que los familiares de los futbolistas fallecidos están entusiasmados con la labor y que ya adelanta gestiones con el Atlético Nacional para que en el partido de la final de la Recopa entre ese equipo y el Chapecoense en Medellín, haya un acto para entregar esas pertenencias.
“Esperamos que otros elementos que no sean tan personales y que pertenezcan al club, como los maletines, nos autoricen a dejarlos en el museo”, añade.
El sentimiento de solidaridad de Juan Diego Gómez, es el mismo entre los habitantes de La Unión. “Me queda la consciencia tranquila de que André Luis murió diciendo gracias”.
Fuente: El Colombiano