Como ningún otro funcionario del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, el hasta ayer Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, presentó la renuncia a su cargo con la tranquilidad que da la labor cumplida. Tal como anunció el mandatario. Ahora será el embajador de Colombia ante la Unión Europea y defenderá los intereses de Colombia desde Bruselas.
No es de poca monta la gestión de Jaramillo como Comisionado para la Paz, él, de la mano del jefe negociador, Humberto de la Calle Lombana, lideraron lo que hasta hace algunos años parecía imposible: la firma de un acuerdo de paz con las Farc, luego de 53 años de conflicto armado. Hecho que se convirtió en el principal argumento para que el presidente Santos fuera reconocido con el Premio Nobel de Paz.
Pero más allá del reconocimiento internacional, Jaramillo fue clave en un proceso que requería de extrema confianza y discreción. Estas cualidades las vio el presidente Santos en 2006, cuando se desempeñaba como titular de la cartera de Defensa. Entonces nombró como Viceministro para los derechos humanos y asuntos internacionales a Jaramillo y, 10 años después, esta relación concluyó con el silenciamiento de los fusiles de las Farc.
Desde el viceministerio Jaramillo formó parte del círculo de confianza del presidente Santos quien no dudó al momento de nombrarlo Alto Comisionado para la Paz. Cuando los diálogos aún eran secretos, construyó la arquitectura inicial del proceso. Fue, en la tras escena, quien incluyo en la ley de víctimas y restitución de tierras el término “conflicto armado” que se convirtió en el punto de quiebre de las relaciones de Santos, con el expresidente Álvaro Uribe Vélez y, al mismo tiempo, en el mensaje que esperaban las Farc para sentarse a dialogar.
Más adelante, también con extremo sigilo, fue quien diseñó el conocido marco jurídico para la paz. Los diálogos con las Farc se mantenían en la fase secreta, pero las filtraciones generaron que el presidente Santos, el 4 de septiembre de 2012, anunciara el inicio formal de los diálogos con la guerrilla.
Jaramillo es un hombre amable y conversador, pero reservado. Santos supo reconocer las cualidades realmente necesarias para lograr el fin de esa guerra. El conocimiento de temas de paz era su gran carta de presentación, y aspectos personales como su lealtad, compromiso y sobre todo su prudencia garantizaron el éxito.
Ese último factor fue clave en todas las etapas del proceso, tal como se acordó desde el inicio, nunca fue un hombre que contara lo que sucedía en la mesa a través de los micrófonos. Y, cuando se necesitó ajustar los el proceso e imponer firmeza, así lo hizo.
El anunciar su salida como negociador, Jaramillo no se desliga de la paz. El presidente Santos así lo anunció al nombrarlo embajador ante la Unión Europea. “Va seguir luchando desde una posición que es muy importante, la embajada en Bruselas, ante la Unión Europea, que ha sido un apoyo fundamental a este proceso, ha estado siempre presente, nos ha estado apoyando política y económicamente. Por eso, decidí decirle a Sergio que no hiciera un alto en el camino, que trabajara desde Europa”.
Como era de esperarse, su salida no pasó desapercibida, el senador Roy Barreras, quien llegó a La Habana como negociador en la etapa final del proceso manifestó que “se le puede decir genio sin equivocarnos. Pero es además un patriota, el verdadero arquitecto de la paz”.
Su coequipero en la negociación, Humberto de la Calle Lombana, afirmó, a través de su cuenta en Twitter: “Colombia le debe mucho a Sergio Jaramillo. Ha cumplido su tarea con creces ¡Suerte Sergio!”. Incluso, desde sectores más críticos como Cambio Radical, el presidente de esta colectividad, Jorge Enrique Vélez, dijo que “hizo un muy buen trabajo, porque no es nada fácil llevar siete años metido en un proceso de paz tan difícil. Hizo un gran esfuerzo por el país”.
Jaramillo se retira como el arquitecto de la paz con las Farc y hará con un enroque el exministro Rodrigo Rivera, quien estaba a cargo de esta embajada y logró que a los colombianos ya no les pidieran visa para viajar al viejo continente. Rivera es tal vez el último uribista en un cargo importante en el gobierno Santos en el que ahora asumirá como Alto Comisionado para la Paz.