La cifra es concreta: el Gobierno Nacional destina $28.000 millones para la visita del Papa Francisco a Colombia, que se realizará del 6 al 10 de septiembre próximos, fechas en las que visitará cuatro ciudades: Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. Ese dinero equivale a unos $5.600 millones diarios.

La información entregada a finales de julio por el vicepresidente Oscar Naranjo precisa que, de esa cifra, Bogotá y Medellín, donde se esperan más feligreses, recibirán, cada una, $6.000 millones, mientras Villavicencio y Cartagena contarán con $5.000 cada una. Este dinero se utilizará en logística para los eventos masivos, como adaptación de los escenarios, puestos de socorro e hidratación, baños portátiles, iluminación, sonido, etc.

Los $6.000 restantes se destinarán a la transmisión de televisión y a los eventos que corren por cuenta de la Presidencia: recepción, despedida y la visita oficial.

Aquí no se incluyen los costos de los preparativos y operativos de seguridad. Tampoco los viajes aéreos que hará el Papa todos los días desde el aeropuerto militar de Catam, en Bogotá, pues estos salen del presupuesto del Ministerio de Defensa, es decir, no son un gasto extra para el Estado.

Pero hay muchos otros aspectos que no están incluidos aquí, que son financiados con recursos del Vaticano, aportes de los feligreses, donaciones de particulares y ventas de artículos oficiales relacionados con la visita. Estos son algunos de ellos:

Los vuelos

Los desplazamientos desde Roma a sus destinos, los han realizado los Pontífices en aviones de Alitalia. La aerolínea tiene un acuerdo de confidencialidad con el Vaticano y por ello no entrega cifras al respecto, pero en viajes realizados a Brasil (2013) y México (2015), los más de 60 periodistas que lo acompañaron en cada uno, pagaron alrededor de 4.500 dólares (13.383.000 de pesos al cambio actual), según constataron medios locales en su momento, con los que se financia parcialmente el viaje.

El regreso a Italia, por lo general, se hace en un avión de una aerolínea del país que lo acoge. En el caso actual, aún no hay información al respecto. En todo caso, en estos trayectos aéreos internacionales no se gasta dinero público.

Hospedaje

Todos los días, el Papa Francisco dormirá en la Nunciatura Apostólica, la embajada del Vaticano en el país, donde se hacen adaptaciones menores en los espacios que usará, como habitación, sala de recibo y comedor.

Allí mismo le prepararán sus desayunos y cenas, y le tendrán aromáticas o mates si lo prefiere, como lo dijo monseñor Ettore Balestrero, el Nuncio de la Santa Sede en Colombia. Serán comidas livianas, por petición del mismo pontífice. Sobre esto no hay un presupuesto estimado, pero el pago corre todo por cuenta de esa sede diplomática.

En el programa oficial no aparecen almuerzos en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, los cuales se harán en recintos católicos y corren por cuenta de las arquidiócesis anfitrionas.

Transporte terrestre

El aporte privado más promocionado es el de Chevrolet, empresa que donará tres camionetas Traverse y número no especificado de automóviles Sonic. Las primeras, cuyo precio base son $115 millones, son adaptadas como “papamóviles” en la planta de General Motors en Bogotá. Los segundos, que se venden desde $49 millones, estarán disponibles a finales de este mes en cada una de las ciudades que visitará el Pontífice.

Ganancias

Pero no todos los actos del Sumo Pontífice en Colombia son gastos, también representan oportunidades de negocios e ingresos para las cuentas oficiales, y otros beneficios para los ciudadanos.

En el caso de Medellín, según proyecciones de la Alcaldía, la visita del 9 de septiembre del Papa Francisco traería cerca de 200 mil visitantes a la capital antioqueña, que dejarían ingresos cercanos a los $65.000 millones, en especial para el comercio y la hotelería, que aspira a tener una ocupación superior al 90 %.

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