Además de una escalada de violencia que no vivía el país hace cinco meses, el inicio del ciclo 38 de la mesa de negociación, estuvo marcado por el anuncio de la guerrilla de las Farc de acoger la petición de los países garantes del proceso sobre acelerar el acuerdo para el cese de hostilidades.

Sin embargo, éste no es el único sector que ha pedido avances en los diálogos, pues tanto la comunidad internacional como una opinión pública saturada de ataques de la guerrilla empiezan a generar presiones que podrían abonar, a las buenas o a las malas, el camino a un cese bilateral.

No en vano, el país siente que la guerrilla quiere ‘correr el cerco’ pues en tan solo tres semanas de postcese (comenzó el 20 de diciembre y terminó el 22 de mayo), derramaron 284 mil galones de gasolina en la selva de Putumayo, dejaron sin luz a cuatro poblaciones, asesinaron a un coronel de la Policía y a un Patrullero que lo acompañaba. También fueron asesinados dos militares y otros tres resultaron heridos en combates en Caquetá, entre otros hechos violentos.

Aún así, el cierre del ciclo 37, que tuvo lugar apenas una semana después de que la guerrilla suspendiera la tregua unilateral, sentó un precedente de que, aunque en el terreno incrementen las acciones violentas, en la mesa las partes no pierden de vista su misión.

Así quedó claro tras el acuerdo alcanzado de crear una Comisión de la Verdad con la cual esperan que se conozcan las motivaciones que llevaron al conflicto armado en el país. Ésta será independiente, imparcial y con carácter extrajudicial, es decir que lo recopilado por sus integrantes no podrá ser usado como prueba judicial para proceso alguno.

¿Cambio de estrategia?

Algo que sorprendió fue que, diferente a otras ocasiones, el equipo negociador del Gobierno en cabeza de Humberto de la Calle, no rechazó ninguno de estos actos al retomar las conversaciones en Cuba.

Por el contrario, fue el presidente Juan Manuel Santos quien desde su gira por Europa tuvo que tomar la vocería ante la comunidad internacional, condenando el incremento de actos violentos por parte de la guerrilla.

En sus intervenciones Santos dijo que hará respetar las líneas rojas del proceso y que “si con estos actos cobardes insensatos, las Farc pretenden llevarme a un cese bilateral se equivocan”, dijo, además de ordenar arreciar la ofensiva militar.

Mientras tanto, en Colombia sus ministros de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y del Interior, Juan Fernando Cristo, volvieron a enviar contundentes mensajes al grupo armado ilegal dejando en manos de los negociadores los asuntos que conciernen únicamente a la mesa de diálogos.

Sin embargo, para el docente e investigador de conflictos de la Universidad Nacional de Colombia, Carlos Medina Gallego, cada ciclo tiene su particularidad, por lo que el cierre del actual periodo de diálogos podría incluir avances concretos.

“El ciclo pasado fue un ciclo muy difícil por todas las adversidades que se produjeron en el desarrollo de la confrontación en el país, esperemos que en este ciclo cuando se comiencen a reconstruir las confianzas y las seguridades en el proceso, vuelva a escucharse la voz unificada de las Farc y del Gobierno hablándole al país”, dijo el experto.

Las presiones de la mesa

De acuerdo con el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), desde el 21 de mayo, fecha en la que se levantó el cese, se han presentado cuatro veces más hechos subversivos que se registraron durante los cinco meses que duró la tregua unilateral, periodo en el que el país tuvo el nivel más bajo de violencia desde comienzos de los años 80.

Jorge Restrepo, director del Cerac, explica que el número promedio de acciones ofensivas de las Farc en un mes durante el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez era de 32, en el de Juan Manuel Santos cerca de 30 y en el último mes, se cuentan 81 acciones ofensivas, lo que se traduce en un incremento del 63% del nivel promedio mensual desde el 2010.

Al rechazo generalizado de la comunidad se suman las voces de la comunidad internacional, que exigen celeridad en los diálogos sin dañar la población civil. Así lo hizo la comunidad europea en la cumbre que tuvo con los Estados Latinoamericanos y Caribeños en Bruselas, donde se incluyó en la declaración final un llamado a las Farc y al Eln para firmar un acuerdo final.

No obstante el ‘peso pesado’ será el Papa Franciso, quien manifestó estar dispuesto a prestar sus buenos oficios o los de la Iglesia, siempre y cuando sea requerido por ambas partes en Cuba.

En opinión de expertos, esa mediación debería llegar en puntos más críticos que podría tener el proceso, como es la discusión de la justicia transicional, el fin del conflicto e incluso en la tarea titánica de acercar al uribismo al proceso.

Para el padre Edwin Murillo, decano de Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana, “todo proceso siempre ve con muy buenos ojos toda ayuda de cooperación internacional, porque aunque los países son autónomos y soberanos, la comunidad internacional siempre ofrece posibilidades de acelerar esa salida negociada”.

Entre tanto, un nuevo ingrediente atiza la discusión en el país en torno a los plazos del proceso tras la propuesta de la Alianza Verde de hacer una séptima papeleta por la paz, con el fin de que sean los colombianos quienes fijen la fecha máxima para que se logre el acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y las Farc.

Si bien la guerrilla manifiesta que “lo sensato es ponerle límite a la guerra no a la búsqueda de la paz”, el Gobierno no descartó la iniciativa. Así lo ratificó el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien reconoció como positiva la propuesta y manifestó que “sin duda alguna, hay que acelerar el fin de conflicto en Colombia y parar los atentados contra la población civil”.

En el medio de la polémica, la guerrilla busca imponer puntos medios para que se avance, por ejemplo, en la ejecución del acuerdo de desminado humanitario y en la remoción de sus filas de todos los menores de 15 años.

Esto, según los analistas, volverá a traer a la mesa el sonado desescalamiento del conflicto, en medio de acuerdos conjuntos de inmediata ejecución que le den de nuevo al país un aire de tranquilidad y con él la confianza de los colombianos en cuyas manos está refrendar un acuerdo final de paz.

Fuente: Elcolombiano.com

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