A las grandes amenazas que sufre el medio ambiente, como deforestación, minería y erosión, hay que sumarles El Niño, que ha traído sequía, bajos caudales y miles de hectáreas estériles tras sufrir incendios forestales, plagas contra las que las corporaciones ambientales luchan con estrategias que buscan aminorar los impactos.

Corantioquia, que tiene jurisdicción en el Oriente antioqueño (23 municipios), el Nordeste (2) municipios y Puerto Triunfo, del Magdalena Medio, desarrolla tres líneas de acción contra el fenómeno de El Niño: una consiste en fortalecer los sistemas de gestión de riesgo municipales, que se hace en asocio con el Dapard. Según el director, Carlos Mario Zuluaga, se adelanta la adquisición de 10 camionetas y dotación para los 26 cuerpos de bomberos, con una inversión de $2.500 millones.

“Con BanCO2 trabajamos en la capacitación de mil personas en el campo para la mitigación de incendios forestales”, explicó.

La escasez de agua se previene con la compra de predios en lugares estratégicos, proyecto que tiene como socia a la Gobernación y con un elemento que Zuluaga destaca como fundamental: “no desplazar a los campesinos sino pagarles para que conserven las cuencas”. La inversión es de $12.000 millones, con una meta de involucrar a 800 familias y adquirir 18.000 hectáreas en 4 años.

Pero Cornare también se prepara para encarar el fenómeno de La Niña. Aliada con los municipios y el Dapard invierte $2.000 millones en la limpieza de las cuencas de las cabeceras municipales.

Para enfrentar la erosión se han invertido $9.000 millones en los dos últimos años y la meta es invertir $20.000 millones en 4 años. La estrategia consiste en identificar puntos afectados por el problema y pasarles mapas de riesgo a los municipios para que los incluyan en los Planes de Ordenamiento Territorial.

“Con esos mapas los alcaldes deberán tener cuidado al entregar las licencias de construcción”, advirtió.

La minería se controla con el Comité de Seguridad, que también lo integran la Policía, el Ejército y los municipios, aunque el fenómeno no tiene mucho impacto en su jurisdicción: “ya hemos llevado 16 personas ante los jueces, y no quedan libres al otro día porque Cornare se constituye en víctima y queda integrada al proceso. Cornare tiene un laboratorio de agua que lleva las pruebas de cada contaminación y son usadas en los procesos penales.

Y la deforestación se combate con dos componentes: el policial, con decomisos y operativos de control; y otro que involucra a los campesinos, a los que se les paga por cuidar el bosque en vez de talarlo, en asocio con BanCO2.

Corantioquia

Corantioquia, que tiene jurisdicción en 80 localidades del Norte, Occidente, Nordeste, Suroeste y Magdalena Medio, tiene estrategias similares, pero con las diferencias propias dada la afectación de cada problemática.

Su director, Alejandro González, señala que para El Niño se empezó la tarea hace tres años con la compra de más de 8.000 hectáreas de tierra en zonas productoras de agua, entre estas 2.500 hectáreas en el páramo de Santa Inés, que acaba de ser declarado protegido por la presidencia. En los Farallones de Citará se adquirieron 4.500 hectáreas.

“Con las comunidades desarrollamos la estrategia Piragua (Programa Integral de Monitoreo del Recurso Agua), con más de 2.000 habitantes de zonas cercanas a fuentes hídricas a las que se les paga por cuidar el recurso, medir su calidad y cantidad y ejecutar labores preventivas”, detalló.

Otro frente es el apoyo a los consejos municipales de gestión de riesgo, de los que ya se han establecido 72. Estos sesionan para enfrentar problemáticas concretas.

También se acompaña a las administraciones municipales en la gestión del riesgo para enfrentar los incendios forestales y la disminución de los caudales de agua. La inversión ha sido de $25.000 millones.

En cuanto al combate de la minería ilegal e informal, Corantioquia, dice González, ha cortado 88 captaciones ilegales de agua en Buriticá, ha decomisado 60 m3 de madera ilegal usada para montar cambuches, apalancar socavones y construir entables en la zona de Buriticá y otros municipios del Occidente.

En cuanto a la erosión, que se da por la expansión ganadera y agrícola y la construcción de vías, se trabaja con los llamados Hogares Ecológicos. Se invierte en enseñarles a los campesinos buenas técnicas de uso del suelo.

La deforestación, que tiene niveles de mayor gravedad en el Nordeste, se combate con las autoridades cuando es a gran escala, con los traficantes de madera. A los campesinos se les dan alternativas con la industria apícola (producción de miel), de la que ellos obtienen recursos, pero a la vez se recuperan los bosques porque las abejas esparcen semillas y son polinizadoras naturales,

Este año se invertirán $75 mil millones.

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