Con el cierre de Frigopáramo (Planta de sacrificio) no solo los 22 empleados de esta planta están perjudicados, sino también las comunidades de los municipios de Sonsón, Nariño y Argelia; en estas dos últimas el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos – INVIMA había cerrado sus plantas de sacrificio a finales de 2016.
El cierre se dio porque la Planta no cumplía con los requerimientos técnicos exigidos por el Ministerio de Salud, pues algunos de sus motores presentaban averías que no permitían la llegada de fluidos a la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, por lo que no había una buena disposición de los residuos.
El cierre de la planta, es “injusto” según informó el alcalde de Sonsón, Obed Zuluaga, luego de que una funcionaria del INVIMA presentará su informe; “el director del INVIMA regional nos dijo que nos había denunciado en la Procuraduría por el tema de unos motores que se habían quemado, pero estamos trabajando en el asunto y una vez solucionemos el impase, pondremos en funcionamiento la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), ya estamos invirtiendo 900 millones y estaremos arrancando operaciones”, sostuvo el mandatario local
Ante esta situación los Alcalde de Nariño y Argelia elevaron su voz de protesta, Carlos Arturo Marín de Nariño, le escribió al director de Operaciones Sanitarias del INVIMA para que permita la reapertura de la planta de beneficio de su municipio mientras se desarrollan las obras en Sonsón, “la planta de beneficio animal más cercana está a más de 100 kilómetros; el sector informal de la economía, el gremio de los ganaderos y la comunidad en general, NO pueden pagar las consecuencias de lo que genera transportar el ganado en pie y luego en canales y viseras”, dice en uno de sus apartes la misiva.
Por su parte Bayro Martínez Caro, alcalde de Argelia de María, considera que esta medida afecta directamente la economía de su población de mayoría campesina y de pocos recursos económicos, “nosotros tenemos veredas a cinco y seis horas de viaje, más las horas de trasporte hasta Marinilla, -que es donde debemos sacrificar los animales- y luego el regreso, eso sube los costos y estimula el sacrificio clandestino de animales”, aseguro Martínez Caro.
ASENRED conoció que los trabajos en Frigopáramo se tardarían por lo menos mes, por el momento los 1.080 animales que son sacrificados allí mensualmente, tendrán que ser transportados hasta la planta de beneficio de Marinilla.