Mensaje sobre el Foro por la Paz en el Oriente Antioqueño
Por: Luis Ignacio Acevedo, director de Pastoral Social y Corporación Vida, Justicia y Paz
El Foro por la PAZ que se realizará el 13 de septiembre del presente mes es una oportunidad para hacer una valoración y cuidado de la tierra y de los hombres y mujeres que la trabajan y cultivan, es sentir la necesidad de luchar por los más débiles y pequeños. Es la oportunidad para abrogar sobre los peligros que los asechan. La tierra está siendo amenazada cuan se permite la explotación minera por parte de estructuras internacionales que sólo les importa enriquecerse pero que no invierten en el cuidado del ecosistema y la vegetación.
La tierra es fuente de vida y bienestar, de progreso y libertad. ¿Por qué la hemos olvidado? ¿Por qué la entregamos? ¿Por qué la maltratamos? ¿Por qué no apoyar el retorno de los y las campesinas que quieren sembrarla para procurar alimentos?
Los campesinos son hijos de la tierra. ¿Por qué no los cuidamos y apoyamos? ¿Por qué tan descuidados y olvidados? Son los que más trabajan por conservar los alimentos necesarios del cual todos nos servimos y alimentamos.
Cuando leemos la Sagrada Escritura, encontramos que la tierra es un don de Dios, como nos lo recuerda el Papa Juan Pablo II, en Recife, cuando dice: «don que él hizo para todos los seres humanos, hombres y mujeres a quienes Él quiere reunidos en una sola familia y relacionados con otros en espíritu fraterno. No es lícito por tanto, porque no es conforme con el designio de Dios, usar este don de modo tal que sus beneficios favorezcan sólo a unos pocos, dejando a los otros, la inmensa mayoría, excluidos”.
¿Qué estamos haciendo para conservar y defender la tierra, para cuidar y apoyar a los hombres y mujeres del agro? La tierra es vida, por eso hay que cuidarla, protegerla, amarla y cultivarla. Si la tierra es vida, por lo tanto, es sagrada, porque es don de Dios, regalo de Dios para los hombres y mujeres. Si no la conservamos, la destruimos y si la destruimos, nos destruirnos nosotros mismos. Aprendamos a convivir y dialogar con la tierra, como signo de los grandes beneficios que continuamente recibimos de ella.
Recordemos: La tierra es don de Dios dado a los hombres y mujeres de buena voluntad para que la cuiden, conserven, se sirvan de la misma para procurar los alimentos necesarios. Aprendamos a relacionarnos con la tierra y con los campesinos, ellos son nuestros mejores aliados y nuestros mejores amigos.