Entre risas de picardía, divertidos mirando los colores en los trabajos de los compañeros en la misma mesa, pero sin perder atención en la voz que lee un cuento, los niños en la sala de lectura infantil del parque educativo de El Santuario dibujan lunas de muchos colores, todas muy diferentes a la que se ve en las noches atravesando las nubes.
“¿A qué creen ustedes que sabe la luna?”, pregunta el monitor de lectura. Su voz adulta enciende más risas menudas como un aletear de mariposas en el aire que se elevan, se agitan y vuelven a posarse sobre las cabezas de los niños y sobre cada cosa en la sala rodeada por los libros.
“¿Se imaginan cómo sería tragarse la luna? ¿No quedarían muy llenos?”, vuelve a preguntar entre la agitación de las risitas.
¿A qué sabe la luna? es el cuento que siguen atentos los niños, estudiantes de cuarto grado del Centro Educativo Mundo Pequeñín. Es un libro del ilustradorMichael Grejniec, en el cual un ratoncito termina por alcanzar la luna, trepado sobre una tortuga, un elefante, una jirafa, una cebra, un león, una oveja y un conejo, para pegarle un mordisco y compartir el botín con sus compañeros, a quienes la luna les supo a aquello que más le gustaba a cada uno.
Un lugar sagrado
Los cuadros de un bosque y una panorámica del municipio de El Santuario adornan las paredes de la oficina de la secretaria de Educación y directora del parque educativo, Ligia Omaira Duque Gómez. Aunque el parque fue inaugurado en diciembre, solo hace pocos días terminaron los trasteos y las adecuaciones en las instalaciones. Se trasladó el despacho de la funcionaria municipal, así como también fue necesario adaptar la biblioteca a los nuevos espacios.
“El parque lo llamamos El Santuario porque consideramos que este debe ser un espacio sagrado para la cultura y el conocimiento”, señala. Con letra de maestra ordena en su agenda las actividades a desarrollar en el parque educativo en los días próximos.
Se hicieron allí la rendición de cuentas de la Administración Municipal y una reunión de promotores y líderes culturales del Oriente antioqueño. Ya se están adelantando capacitaciones con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, dirigidas a madres comunitarias, y en tecnologías para los docentes del municipio.
“Vamos a institucionalizar la tertulia con maestros un día a la semana. En lectura tenemos el programa Encarrétate leyendo y otro de Literatura para niños que no leen y para jóvenes que ya casi no leen. Abrimos un programa de tecnología en herramientas ofimáticas y vamos a empezar un programa de iniciación musical en convenio con la Fundación Yamaha”. La Secretaria de Educación municipal espera poder llegar a buena parte de los 7.000 estudiantes de la localidad.
En otros parques
En cada uno de los parques educativos que ya están abiertos, la consolidación de la oferta avanza de acuerdo con su proceso particular de gestión, explica la directora de Programación Educativa, Natalia Niño Fierro. Un vistazo a algunas de las actividades en desarrollo la semana pasada.
En Betania, en el parque educativo Farallones del Citará se desarrolló un taller de fotografía y cinematografía digital con la Universidad de Antioquia, EPM y la Red de Bibliotecas en convenio con la Gobernación. En los espacios de terrazas del parque, el teatrino alojó un cineforo de enfoque ambiental apoyado por Corantioquia.
También hubo lugar para actividades de formación académica para los estudiantes de licenciatura en Lengua Castellana, ofertada por el Tecnológico de Antioquia, un curso corto de cafés especiales a cargo del Sena y el Comité de Cafeteros. Hay aeróbicos.
En el parque educativo Balcones del Saber, de Tarso, comenzaron las “clases calidosas”, espacios pedagógicos para la creatividad y el esparcimiento. Los maestros rurales tuvieron cita para discutir y concertar temas académicos.
En Támesis, en el parque educativo Cartama encuentro de saberes, los jóvenes de grados noveno y décimo asistieron a talleres de emprendimiento. Los estudiantes de la Institución Educativa Agrícola Víctor Manuel tuvieron talleres sobre las pruebas Saber y preuniversitarios. Hubo tardes recreativas para la comunidad.
Comenzaron los procesos de selección para el programa técnico en sistemas con el Sena en el parque educativo Juan Bautista Montoya y Flores, de Titiribí.
Inició el programa técnico en Organización de eventos turísticos y recreativos. La mesa de participación del Municipio y la Secretaría de Participación de Antioquia comenzaron una capacitación en iniciativas comunitarias.
En el parque educativo Saberes Ancestrales, de Vigía del Fuerte, se vienen desarrollando conversatorios sobre la historia del Municipio contada por los abuelos.
El parque ha servido para fortalecer la educación básica y media con actividades como la asesoría en tareas escolares, líderes indígenas de la localidad y de Bojayá preparan una Diplomatura en salud familiar con énfasis intercultural.
El Gobernador en clase
El gobernador, Sergio Fajardo, también pasó una tarde en un parque educativo la semana pasada. El miércoles llegó en helicóptero a Peque, un municipio donde el transporte más eficiente para llegar a 35 veredas es la mula.
En el parque educativo La Verdadera Capital de la Montaña, el mandatario atendió la clase del profesor Tobías Arboleda, rector de la Institución Educativa Presbítero Rodrigo Lopera, quien se propone desarrollar un ciclo para que los estudiantes rurales, en grupos de 40 cada semana, puedan quedarse de lunes a viernes en el casco urbano y asistir a actividades intensivas de formación en tecnologías e inglés cuatro veces en el año.
Ese mismo día, en una muestra del dinamismo que debe llegar a tener el parque educativo, los jóvenes del club Digital Coffee compartieron su conocimiento en robótica con estudiantes de la zona rural. Hubo taller de acuarela y dibujo, dirigidos por Emmanuel Cardona, joven monitor cultural de la localidad, y exposición del programa Vegetación Hecha Arte, iniciativa del docente José Ubeimar Arango.
El sabor de leer
“Los métodos empleados en las escuelas tradicionales han frustrado el deseo de leer. La oportunidad está en que los niños se encuentren con mundos fantásticos y a la vez sientan que descubren los secretos del mundo adulto al que quieren entrar”, explica Andrés de Jesús García, monitor de literatura de la Casa de la Cultura de El Santuario, la voz que hoy inspira los dibujos de los niños con sus ideas de a qué puede saber la luna.
Al final del cuento, Karen Montoya, de nueve años, dibujó una luna llena que pintó de color café y pecas coloridas. Un satélite de chocolate y chispitas, según explicó. Al lado, su compañera Tatiana Gómez pintó una luna del mismo color, pero debía ser de arequipe, según la autora.
Desde muy adentro de sus ojos claros, Tatiana escucha la pregunta, que si le gusta leer.
“Me encanta, qué belleza, es divertido”, dice posando de grande, fingiendo la voz como la de una señora que comenta con sus amigas sobre un objeto que parece muy fino.
“Me gusta la creatividad, los cuentos…”, continúa.
“Todo lo que ella dice me gusta de leer”, afirma Karen.
“¿Qué tipo de cuentos les gustan?”. Las dos voces delgadas se mezclan apuradas para responder y destacan las categorías de infantiles, románticos y de susto.
Todos los niños entregaron sus trabajos con lunas de crema chantillí, cerezas, lunas de caramelo y otras frías de helado de vainilla. Mucho chocolate en los dibujos, todas fueron lunas dulces.
Fuente: Elcolombiano.com