Colombia rechazó la propuesta del secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, de retomar la aspersión aérea de los cultivos de coca. Aunque el vicepresidente Óscar Naranjo dijo que no han recibido una notificación oficial, el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, descartó su uso argumentando afectación en la biodiversidad.
“Trump habló con Santos directamente sobre esto en su visita a Washington en mayo, y vamos a trabajar con ellos para hacer frente a ese asunto”, garantizó Tillerson.
Es de anotar que los cultivos ilícitos de coca en Colombia crecieron en 2016 un 42 % hasta alcanzar la cifra de 188.000 hectáreas sembradas, con una producción potencial de cocaína de 710 toneladas métricas, según datos de la Casa Blanca publicados por la agencia EFE.
El Gobierno colombiano destacó que la meta en la reducción de cultivos es ambiciosa, ya que este año esperan recuperar 50.000 hectáreas por sustitución y otras 50.000 por erradicación forzosa. “Lo que podemos decir a ese llamado de Estados Unidos es que, al día de hoy, el Gobierno ya tiene resultados. En el país hay 19.000 hectáreas erradicadas de manera forzosa por militares y hay acuerdos de sustitución”, afirmó el vicepresidente.
De hecho, el Gobierno realizó ayer un taller para analizar la estrategia colombiana contra los cultivos ilícitos, con entidades locales y agencias norteamericanas, que incluía la presencia del embajador de Estados Unidos, Kevin Whitaker.
Así mismo, Naranjo, afirmó que no se han condicionado apoyos de EE. UU. a este tema y que, en definitiva, se privilegia la erradicación manual y la sustitución voluntaria.
“Durante 18 años, Colombia intervino dos millones de hectáreas con tareas de erradicación y la reducción máxima obtenida fue de 100 mil hectáreas. Nunca pudimos, a pesar de ese esfuerzo, mejorar los indicadores porque había una resiembra permanente. Hoy esa situación debe cambiar”, dijo.
Entretanto, el ministro Murillo calificó como “inadmisible” la solicitud hecha por Estados Unidos y subrayó que no se reanudarán las fumigaciones aéreas. “Las consideramos inconvenientes porque se trata de aspersiones indiscriminadas que generan afectaciones tanto a la salud humana como al ambiente, y atendiendo al principio de precaución debemos evitarlo”.
En esa misma vía, el jefe de la cartera ambiental destacó la amenaza que representa la aspersión con glifosato, pues muchas de las zonas en donde se llevaría a cabo esta práctica son de alta biodiversidad. A esto se suman las advertencias hechas por la Organización Mundial de la Salud y los estudios sobre sus efectos negativos.