Muchas veces sentimos que los eventos que nos pasan en la vida cotidiana afectan nuestro estado de ánimo, a tal punto que interfieren directamente en nuestra vida sentimental, laboral, social y en nuestra salud.
Debemos trabajar todos los días en buscar un equilibrio entre nuestra mente y nuestro cuerpo con el propósito de mantener armonía y que no mezclemos las emociones laborales con las afectivas y viceversa.
Para lograrlo te invito a reflexionar sobre varios ámbitos personales que debemos tener siempre presentes y para que evalúes en cuáles tienes fortalezas y en cuáles debilidades, para profundizar en éstos.
A partir de esta semana compartiré con ustedes cada uno de los ámbitos de cuerpo y mente que debemos trabajar para generar un mejor equilibrio.
Iniciamos con un ámbito fundamental que son los PENSAMIENTOS.
PENSAMIENTOS.
Todo lo que tu pienses que puedes hacer es tan poderoso que determina tu manera de actuar y de esta manera te perciben los demás. Si tu actitud es positiva y logras ver el lado bueno de las cosas no tan buenas vas por muy buen camino.
Las personas que enfrentan los retos diarios con buena actitud y disposición tienen asegurado en un gran porcentaje el logro de sus propósitos. Las personas que ven en los errores oportunidades de aprendizaje y las tienen presentes, generan acciones de mejora que hacen que cada vez sus actuaciones sean más asertivas.
Por el contrario las personas que se quejan de manera permanente, que deslegitiman las acciones de los demás y que nada las convence, seguirán encontrando “PEROS” a cada situación y esto evita que se generen planes o acciones de mejora.
Quien tiene en sus pensamientos mejorar se convierte en alguien propositivo y abre el espectro de posibilidades ante cualquier situación. Esta apertura de mente es una característica fundamental de las personas EXITOSAS que siempre ven en cada situación un sinnúmero de posibilidades lo que hace que se encuentre más fácil y rápida una solución.
Tus pensamientos atraen lo bueno o lo malo, lo que tú ves diariamente, lo que tú escuchas, cómo se desenvuelven tus relaciones, los ambientes en los que estás determinan tu acción mental.
Por eso debes rodearte de personas que sean positivas y propositivas, de ambientes sanos y agradables; debes invertir más tiempo en hacer, ver y escuchar las cosas que te hagan feliz y que generen acciones que te hagan sentir tranquilo.