De viejos amigos a nuevos enemigos. Mientras el partido de la Farc se fragmenta, los desmovilizados del grupo guerrillero se convirtieron, según las denuncias de inteligencia militar, en el nuevo blanco de sus antiguos compañeros. Desde una nueva trinchera, las disidencias se estarían convirtiendo en enemigos de quienes una vez fueron sus aliados en la lucha armada ilegal. Las pistas sobre este fenómeno las ha ido revelando el propio Ejército.
Este jueves las autoridades militares publicaron una alerta sobre un plan que se estaría fraguando para asesinar a un grupo de desmovilizados en Ituango, Antioquia. El comandante de la Séptima División del Ejército, el general Juan Carlos Ramírez, aseguró que recibieron información de la red de participación cívica y de la población civil que asegura que se estaría creando una estrategia para realizar atentados contra exmiembros de las Farc que estaban en el antiguo espacio de Santa Lucía.
«Esta alerta coincidió con que para estos días se encontrara ‘Pastor Alape’ y, por eso, la fuerza pública le recomendó extremar sus medidas de seguridad y que nos informara todos los movimientos que hará en el punto”, aseguró. Según el general, no se puede precisar si el plan estaba directamente dirigido a Pastor Alape, sin embargo, la fuerza pública alertós a los vocero y líderes de la extinta guerrila que se encuentran en el lugar.
“La alerta viene por parte de las autoridades que están en el espacio territorial. Allá había unos compañeros líderes de los ETCR que están en una asamblea con los que viven en Santa Lucía. La asamblea es para evaluar las condiciones de seguridad y de los proyectos productos. A eso iba Pastor Alape y le recomendaron que no se desplazara al lugar hasta que la Fuerza Pública no hicieran un barrido por la vía, porque según las autoridades, había un plan para atender contra su vida”, advirtió.
La alerta tiene bastante peso. Hace dos días, César Darío Herrera Gómez se convirtió en el quinto exguerrillero de las Farc asesinado en el primer mes de 2020. De acuerdo con la información revelada por el partido Farc, Herrera Gómez iba en camino al espacio de reincorpación Román Ruiz, cuando fue atacado con arma de fuego en la vereda Bajo Inglés, zona rural de Ituango.
El asesinato se dio en la noche del martes y de acuerdo a la Consejería para la Estabilización del Posconflicto, el excombatiente quedó con vida tras los disparos, pero «falleció cuando era trasladado al hospital». La Fiscalía asumió la investigación del caso, mientras que los integrantes del partido Farc mostraron su rechazo al crimen y pidieron mayores garantías de seguridad.
¿Qué hay detrás del desangre?
Los miembros de la desmovilizada guerrilla se sienten acorralados por circunstancias más graves que los votos. Lo primero es que los están matando. Después de la firma, 179 excombatientes han muerto asesinados. También han caído 41 de sus familiares. Hay una mezcla de disidentes de las Farc y mafias que son los principales responsables de esa tragedia. Pero se sabe que detrás de algunos de esos homicidios también están el ELN, el Clan del Golfo, el EPL, los Caparrapos y la delincuencia común.
Ni siquiera en los ETCR, los antiguos espacios de reincorporación que dispuso el Gobierno para su tránsito a la vida civil, los excombatientes han podido estar a salvo. Uno de ellos, por ejemplo, cayó fulminado allí por los tiros de sicarios que lo sorprendieron en esa zona, supuestamente, protegida por el Ejército. Como si fuera poco, también se matan entre ellos mismos. El último ocurrió en esa misma región (en Mesetas, Meta), donde un excombatiente, escolta de la UNP, asesinó a otro exguerrillero en una riña en una gallera.
El hecho más notorio de esas guerras internas ha sido el supuesto plan de asesinato a Timochenko hace dos semanas. Ese día, las alertas se encendieron ante la posibilidad de que ese hecho desatara una guerra entre las disidencias de las Farc y los miembros del partido. Esa versión habría encontrado asidero en la hipótesis de que los dos exguerrilleros que habrían atentado contra Timochenko seguían órdenes de Iván Márquez y del Paisa.
La sombra que estos dos temidos líderes proyectan desde las montañas de Colombia o de Venezuela constituye otro de los temas críticos. El retorno a la lucha armada que anunciaron en agosto pasado encarnó el descontento que lleva años acentuándose entre algunos desmovilizados que no creían en el proceso o se sentían inconformes con sus resultados. La fuga del Márquez y el Paisa, además, amenazó la institucionalidad creada con tanto esfuerzo. Dejó mal parada a la JEP, a las altas cortes y, con el pasar de los meses, también al Gobierno, que prometió mano dura pero no ha podido capturarlos.
Fuente semana.com