Que la autopista Medellín-Bogotá, en el total de 427 kilómetros, sea en doble calzada, es un sueño que está a poco de cumplirse, pues el único gran tramo que falta por tener estas dimensiones es el trayecto El Santuario- Puerto Triunfo, y ya hay varios hechos que avizoran la posibilidad de que se construya.

El hito más importante para llegar a la ejecución de este tramo tiene que ver con el acuerdo de voluntades al que acaban de llegar el consorcio Devimed, concesionario de la vía, y la Agencia Nacional de Infraestructura -ANI- para que la primera firma desafecte los 135 kilómetros del trayecto, con lo cual la posibilidad de construirlo quedaría expedita.

El presidente de la ANI, Luis Fernando Andrade, explica que Devimed tiene un contrato sobre la vía que termina en 2029, pero en vista de que no se puede adicionar más recursos, se llegó a un acuerdo con la firma privada para que saque de su contrato este trayecto.

“En términos jurídicos, la palabra se llama desafectar, con ese acuerdo de voluntades, y agradezco la buena voluntad de Devimed en este caso, podríamos sacar una licitación para los interesados en construir la carretera”, precisó Andrade.

En varias oportunidades, el funcionario ha manifestado que en el Plan Maestro de Transporte Intermodal, la doble calzada entre Puerto Triunfo y El Santuario está contemplada como una obra prioritaria, porque el tráfico entre Bogotá y Medellín es alto y la tendencia es a aumentar con las Autopistas de la Prosperidad y todos los grandes desarrollos viales que se están dando en el país, que tienen en Antioquia el epicentro de los tramos más importantes.

Germán Vélez Villegas, gerente de Devimed, aclara que aunque ya el acuerdo está firmado con la ANI, hay pasos pendientes y por eso se muestra prudente en ahondar en los detalles del mismo.

Señaló, sí, que mientras avanza el análisis del pacto -en este caso por parte de la Procuraduría y un Tribunal de Arbitramento, según explicó la ANI-, Devimed entregó una propuesta con estudios de prefactibilidad para construir el tramo, la cual está en manos de la ANI, que de considerarlo factible, sacaría la licitación para la construcción.

“Ese proceso en la ANI esperamos que se resuelva en unos seis meses”, adelantó Vélez Villegas.

A definir constructor

Andrade confirmó que, efectivamente, Devimed ya presentó el proyecto con los diseños de la obra, pero no se puede adelantar nada mientras no quede finiquitada, en forma definitiva, la desafectación del tramo El Santuario-Puerto Triunfo.

“Aunque hacen falta pasos, lo fundamental es que las partes estamos de acuerdo, y esperamos que en dos meses la Procuraduría y el tribunal de arbitramento resuelvan el caso, con lo cual se garantizaría que a principios de 2016 tendríamos el tramo desafectado para adelantar el proceso licitatorio para la ejecución del trayecto”, apuntó Andrade.

El gerente de Devimed, Vélez Villegas, aclaró que aunque su firma hizo la primera propuesta -y única hasta el momento- para construir la carretera, eso no le garantiza que la construcción le será asignada.

“Si la ANI ve la factibilidad de la obra, debe sacar una licitación por si aparecen otros proponentes y entraríamos a competir con ellos”, y podría darse el caso de que otros queden con el proyecto, dice el gerente de Devimed.

Por ahora, lo primordial es que el acuerdo de voluntades quede en firme como pacto sellado y se pueda emprender el proceso para la construcción de los 135 kilómetros, los más lentos del viaje entre las dos ciudades.

¿Y la financiación?

Pero desafectar el tramo no es el único problema. Otro que parece de ribetes mayores es la financiación de las obras. Se ha dicho que el Gobierno Nacional, con la financiación de las autopistas de 4G, ya no tiene más qué raspar de la olla y las únicas maneras de construir vías son la concesión y los peajes.

El gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, que está a la expectativa de lo que suceda con este proyecto esperando el mejor desenlace, dijo a EL COLOMBIANO (27/8/2016) que “la autopista Medellín-Bogotá es muy transitada, aguanta todas las ampliaciones necesarias y para eso están los peajes. Lo que ha hecho el Gobierno Nacional es renegociar el tema de los peajes y si es necesario hay que poner otro peaje para que en determinados números de kilómetros que se avance, el que transite pague. Esto se ha logrado con los que tienen la concesión. Los constructores analizaron, vieron la velocidad tan lenta que hay. Las congestiones son altísimas. Los peajes significan calidad vial. Vamos a acostumbrarnos a una vía distinta y para vivir mejor hay que pagar”, aseguró el gobernante.

Según el mandatario, en Antioquia solo el 13 % de la gente tiene vehículo particular y, a su juicio, “es justo que el que consume vías, pague”.

Opina, también, que en el transporte de carga los comerciantes deberán asumir el costo de una mejor vía y tiempos más cortos para los viajes.

Pero los transportadores, que fueron víctimas de la guerra que guerrilla y paramilitares libraron en este corredor vial a finales de los 90 y principios del 2000, cuando les quemaron decenas de vehículos y les hicieron perder miles de millones de pesos con bloqueos, ataques y asesinatos, no la ven tan sencilla.

Luis Orlando Ramírez, director ejecutivo de la Asociación de Transportadores de Carga -ATC-, admite la importancia de esta obra para el total del trayecto entre Medellín y la capital del país, pero pronostica que a su gremio le tocará asumir gran parte del costo de la misma, lo que le restará competitividad, máxime cuando hace apenas unos meses debieron adelantar un paro que les dejó pérdidas millonarias reclamando varias reivindicaciones.

“Esta vía nos da una conectividad mucho más ágil, son muchos años de una espera muy larga y hemos presionado al Gobierno Nacional para que le dé trámite al proyecto”, señaló, pero rechazó que de pronto les toque aumentos en los costos de los peajes superiores al 200%.

“Esa vía mejora la conectividad con Puerto Boyacá y el eje transversal del Magdalena Medio, pero esperamos unas alzas razonables en los peajes”, advirtió el directivo gremial.

Según la ANI, para la financiación de la obra se instalaría un nuevo peaje.

“Cuando se desafecte el tramo quedamos con los dos peajes que hay actualmente: uno cerca de Puerto Triunfo y otro cerca de Cocorná y se haría otro a mitad de camino, entre La Granja y Doradal, pero este se instalaría una vez se terminen las obras”, explicó el presidente Andrade.

Aunque en el momento es complicado hablar de cifras, pues aún no hay diseños concretos sino más bien estudios de prefactibilidad, la ANI señala que la obra está tasada en 2,3 billones de pesos.

Hay que tener en cuenta que es una zona montañosa, en la cual se pasa de unos 400 metros sobre el nivel de mar, en el Valle del Magdalena, a los 2.300 metros de El Santuario.

Los prediseños, que serán expuestos esta semana en un seminario de la SAI -Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos- incluyen una rectificación de la vía actual y la construcción de varios viaductos y túneles, “lo que nos permitirá entregarle a Antioquia una vía con especificaciones de 4G”, recalcó Andrade.

Una vía esencial

Para la SAI, terminar esta autopista en doble calzada debe ser un proyecto prioritario del país, pues es la conexión de las dos principales ciudades.

El presidente de esta agremiación, Martín Alonso Pérez, recalca que dentro de los corredores de Antioquia, esta vía es vital, “porque une a las dos capitales más importantes: Medellín y el Valle de Aburrá, con más de 3’700.000 habitantes, y Bogotá con cerca de 8 millones, que generan la mayor riqueza del país”.

Pérez admitió que aunque este tramo ya debía haberse construido, en las autopistas de 4G se priorizaron otros ejes viales, teniendo en cuenta las dificultades geográficas de Antioquia para construir carreteras, pero son precisamente todos estos desarrollos los que hacen necesaria la terminación de este trayecto, por todo el volumen de carga y pasajeros que habrá entre ambas capitales en el mediano plazo.

Fuente El Colombiano

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