La enfermedad del HLB (acrónimo de Huanglongbing o dragón amarillo), que afecta a los cultivos de cítricos, se está convirtiendo en una enorme preocupación para el sector agrícola y, en especial, para los productores de naranja, mandarina, limón y pomelo.
Desde diciembre del año pasado, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) declaró una emergencia sanitaria por el incremento del insecto transmisor de la bacteria que mata este tipo de plantaciones, situación que ya afecta a los departamentos de La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar y Cesar, según la entidad.

Por su letalidad, hablar del HLB es como referirse a la fiebre aftosa o a la rabia bovina para las vacas, la PC de la palma, el mal de Panamá del banano o a la roya del café.
Hasta ahora, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) no se ha identificado la causa de la diseminación del mal.

A Colombia pudo haber ingresado en el 2007 por medio de aves migratorias, el comercio de bienes o, simplemente, el viento.

Un documento elaborado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (Iica) señala que las corrientes de los vientos pueden llevar a los insectos, bacterias y virus a miles de kilómetros de distancia de sus lugares de origen, lo que facilita la diseminación.

Precisamente, por su alta capacidad y velocidad de migración, la FAO tiene catalogado al HLB como una ‘plaga transfronteriza’.

Y por ello, la preocupación entre agricultores y comunidad científica crece, ya que el insecto que transmite el mal –llamado Diaphorina– se ha detectado en 26 departamentos del país, aunque esto no quiere decir que todas esas áreas estén infectadas.

La mortal enfermedad se dio a conocer por primera vez en Brasil, en el 2004, y luego se detectó en los Estados Unidos, para pasar posteriormente a diseminarse por cuatro países caribeños, seis de Centroamérica y dos suramericanos (Paraguay y Colombia).

“En la actualidad, la enfermedad de HLB no tiene control y para su manejo es importante establecer un programa basado en la erradicación de la planta afectada, control del vector (insecto) y uso de material vegetal libre de la enfermedad”, dice un análisis de la Universidad Nacional de Colombia, sede Palmira.

Esto, precisamente, motivó a que desde el 2012 el ICA, como autoridad dedicada a la sanidad vegetal, pusiera en marcha un programa de vigilancia fitosanitaria, cuyos resultados han sido de no menos de 25.000 visitas a predios con cítricos sembrados, de los cuales ha tomado y analizado 8.300 muestras de material vegetal y animal, con el fin de rastrear la plaga.

Solo durante el primer trimestre de este año se hicieron 1.184 visitas a predios, en las cuales encontraron el insecto en 440 de estos.

Por ahora, el ICA trabaja en la implantación de cuarentenas, fumigación con insecticidas y erradicación de las plantas afectadas.

Otras medidas han sido el reforzamiento de las exigencias fitosanitarias para el ingreso de material vegetal, solo con la licencia fitosanitaria para la movilización.
“Es importante decir que estas detecciones se han realizado fuera de las áreas citrícolas, en sitios que no son núcleos comerciales”, agrega el informe.

El ICA explica que ante la presencia de HLB en la región Caribe, se activó un plan de acción, basado en el establecimiento de la cuarentena, delimitación de brotes, monitoreo del insecto mediante trampas amarillas, control químico del insecto, erradicación de plantas afectadas y protocolo para nuevos ingresos de muestras vegetales a los laboratorios de la entidad.

Como resultado, ya se han intervenido 717 solares con árboles de traspatio y cultivos en el departamento de La Guajira, con aspersiones de insecticidas dirigidas a eliminar el insecto y coordinar las labores de erradicación de los árboles.

Una intervención similar, con el mismo modelo de trabajo, se estableció en los departamentos de Magdalena, Atlántico, Bolívar y Cesar.

Las acciones del ICA también han sido la realización de 850 eventos dedicados al tema, a los que han asistido 46.000 personas de todos los subsectores de la cadena de los cítricos del país.

Erradicar es la solución

Guillermo Trujillo, citricultor en Caldas y Risaralda, indicó a EL TIEMPO que la solución más efectiva es la erradicación de los árboles enfermos, particularmente los de La Guajira, donde hay unos 23.000 que deben someterse a este proceso.

Tal cantidad de árboles son de traspatio, es decir, ubicados en solares de casas donde están plantados desde hace muchos años.Producen sus frutos, pero nadie está pendiente de temas como fertilización y control de plagas, bacterias o virus, por lo que son presa fácil de los insectos.

“Por cada árbol erradicado pueda pagarse 90.000 pesos, por lo que la solución puede costar, máximo, unos 2.200 millones de pesos”, dijo Trujillo.

Allí, en esta zona, hace un año, el ICA declaró una emergencia fitosanitaria por dos casos presentados en los municipios de Fonseca y Distracción.

Trujillo fue más allá al pedir la actuación del fondo parafiscal de la hortifruticultura que cuenta con recursos por casi 16.000 millones de pesos anuales.

Además, el cultivador comenzará a divulgar una iniciativa para que los citricultores se retiren de ese fondo y tengan uno propio.

No obstante, Álvaro Palacio, gerente de la Asociación Hortifrutícola de Colombia (Asohofrucol), dijo que “este es un tema delicado, oficialmente (en representación del gremio) no puedo decirle nada”; por lo que pidió que se consultara al ICA.

Así se reconoce un árbol enfermo

Según los expertos, la enfermedad de HLB, que hoy tiene en alerta la comunidad científica y agrícola del país, se reconoce por los siguientes signos:

-Reducción del tamaño y peso de los frutos.
-Hojas con manchas amarillas por falta de nutrientes.
-Árbol debilitado.
-Frutos malformados y con poco jugo.
-Caída de frutos maduros.

Actúa como el colesterol en los humanos

La bacteria HLB, transmitida por el insecto llamado ‘Diaphorina’, hace una labor similar al colesterol en los humanos: bloquea los canales que llevan los nutrientes de las raíces a las hojas, flores y frutos.

Ya infectado, el árbol comienza a perder su vitalidad, se le caen las hojas y los frutos no maduran, y le produce una muerte lenta.

Se calcula que por el mal han muerto más de 100 millones de árboles en el mundo.
Un artículo publicado por la Universidad de Veracruz, en México, indica que, tras un ataque de la bacteria, en la provincia de Guandong (China), debieron erradicarse 960.000 plantas de mandarinas y limones.

En Filipinas, siete millones de árboles sufrieron los estragos de la enfermedad.

‘Los frutos han quedado combinados entre verdes y amarillos’: agricultor

César Bula es un productor de cítricos con más de 30 años de experiencia. Tiene una finca llamada Los Encantos, en zona rural de Fonseca (La Guajira), ubicada en la serranía del Perijá, a una hora de la frontera colombovenezolana.

Cuenta con unos 180 árboles de mandarino, naranjo y limón; también cultiva café, guineo y aguacate.

Bula asegura que desde la primavera del 2016, unos 12 árboles comenzaron a presentar un brote en las hojas que les cambió el color, “quedaron combinadas entre verde y amarillo”, dijo.

“Poco a poco se va secando la rama y los frutos que da son muy pequeños, de color amarillo y como rojitos”, agregó.

Algunos se secaron, otros permanecen débiles. En su intento de recuperarlos les hecha ceniza, pero no le ha funcionado hasta el momento. “No se ha frenado la enfermedad”, puntualizó Bula.

Según el agricultor, hasta su finca llegaron hace 15 días unos funcionarios del ICA haciendo inspección. “Recorrieron todo el terreno. Revisaron los naranjos, buscaron la bacteria pero no consiguieron encontrarla. Quedaron de entregarme un producto y todavía no lo he recibido”, complementó Bula.

El agricultor guajiro señala que un sobrino que está en la finca aledaña sufre una situación similar.

“Anteriormente, contaba con unos 60 árboles de mandarina y se le han secado casi todos”, narró sobre la situación de su familiar.

Hace dos años, su producción era buena.

Con la llegada de la plaga, disminuyó un poco: está en 16.000 cítricos al año.

Fuente: El Tiempo

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