Con motivo de la proliferación del caracol gigante africano (Achatina fulica) en el municipio de San Carlos, Cornare viene sensibilizando a las instituciones educativas y comunidad en general sobre el manejo y la identificación de esta especie invasora que es una amenaza para los ecosistemas, los productos agrícolas y la salud de los seres humanos.
Por lo tanto se conformó un comité de control, tratamiento y erradicación de este molusco, constituido por representantes del municipio de San Carlos, las Secretarias de Salud y de Cultura con la coordinación de Cornare, lo que ha permitido un trabajo articulado con las comunidades, quienes se convierten en los principales aliados para combatir la reproducción del Achatina fulica.
“Es fundamental que la comunidad identifique bien los caracoles y los distingan de los nativos, la recomendación es no manipularlos sin los instrumentos necesarios como guantes, caretas y tapabocas”, enfatiza Jairo Henao, médico veterinario de Cornare.
El Achatina fulica es un animal con el cuerpo pardo, oscuro o negruzco, piel de apariencia gomosa, cuenta con dos pares de tentáculos en la cabeza: un par corto y otro par largo. Además se caracteriza por llegar a un tamaño de 15 centímetros y tener una concha lisa y lustrosa conformada por siete o nueve vueltas con una punta aguda.
Para tener en cuenta:
Este molusco repta por el suelo, entre basureros y escombros, en donde se alimenta de cualquier material orgánico, cadáveres y heces de diversos organismos.
Para evitar riesgos ambientales y sociales por la presencia del caracol gigante africano la Corporación sugiere:
•Nunca se debe manipular esta especie con la mano, debe ser con un guante o una bolsa.
•No tocarlos y evitar el contacto con la baba, especialmente con ojos, nariz, boca y heridas.
•No permitir que los niños manipulen los caracoles.
•Lavar inmediatamente las manos si entra en contacto con la baba o heces del molusco.
•No utilizarlo como mascota o carnada.
•Eliminar del jardín basuras, escombros, restos de madera o cualquier elemento que pueda ser utilizado como refugio por el caracol.
•Capturar los caracoles cuando sea necesaria su manipulación, sin tocarlos directamente con las manos. Acumularlos en recipientes o bolsas bien cerradas para su posterior disposición final.
•No consumir el caracol gigante africano.
Impactos:
•Los pequeños productores comienzan a perder parte de sus cosechas por la invasión masiva que afecta los diferentes cultivos, presentando perdida de follaje y de frutas.
•Los caracoles se pueden acumular y producir olores ofensivos que desmejoran la calidad de vida, además de reducir la cantidad de recursos alimenticios.
•Esta especie se convierte en un vector de organismos que pueden afectar la salud de los seres humanos, animales domésticos y fauna silvestre causando alergias, infecciones cutáneas y respiratorias. En el ser humano también pueden producir enfermedades intestinales, meningitis, inflación de tejidos, diarrea y fiebre.
El control más efectivo es el físico, el cual consiste en la recolecta y destrucción de los individuos y sus huevos.
El control en los cultivos debe de ir acompañado de buenas prácticas agrícolas, aplicación de medidas sanitarias, eliminación de escombros vegetales y otras materias orgánicas, las cuales permiten reducir el número de zonas de cría de los caracoles.
Cornare hace un llamado para que la comunidad informe la presencia de este tipo de caracoles ante las Secretarias de Agricultura, Medio Ambiente, Salud y a las personas encargadas del centro de acopio (para el caso del municipio de San Carlos, el centro de recolección está ubicado en el sector el Alto), allí se realiza la colecta de los caracoles para su destrucción, con el objetivo de efectuar el reconocimiento de la especie y su disposición final.
Fuente: Cornare