Las próximas tres semanas serán maratónicas para los floricultores colombianos, pues arranca el denominado pico de San Valentín y se deben cumplir los compromisos asumidos con los clientes, principalmente en Estados Unidos, donde el 14 de febrero los enamorados celebrarán con rosas y flores su fecha clásica.
Por tratarse de un negocio de exportación, los empresarios exhiben cierto entusiasmo porque por primera vez la tasa de cambio del dólar para las ventas está por encima de los 3.200 pesos y quedan atrás años de revaluación y de cotizaciones de la divisa norteamericana por debajo de los 2.000 pesos.
Con esa perspectiva, el flujo de caja de las compañías mejora al punto que es factible sacar de las gavetas proyectos de mejoras y modernización, que por costos estuvieron archivados por más de 10 años.
No obstante, los años de vacas flacas provocaron impactos negativos que dejaron lecciones que fueron aprendidas, de ahí que el sector sea muy eficiente y buena parte de las empresas hayan sobrevivido y sigan vigentes.
Pero la expectativa de mayores ingresos no aclara del todo el panorama del sector, pues existe la preocupación por la escasez de mano de obra para atender las diferentes tareas en los cultivos.
En una temporada como la que llega y cuando la actividad exige aumentar en un diez por ciento el personal, los empresarios expresan su preocupación por los problemas para enganchar obreros.
Santiago Cock, gerente de Uniflor, explica que esta compañía que dobla o triplica su producción para atender el pico de San Valentín, debe incrementar su planta de personal y para lograr eso este año, ha tenido problemas.
La situación no es nueva. “En los últimos años hemos notado una merma en la mano de obra. El inicio de obras en el túnel de Oriente, los hangares de Avianca en el aeropuerto José María Córdova de Rionegro, la llegada de las grandes cadenas comerciales al Oriente antioqueño, le han restado muchos trabajadores a la floricultura”, comenta el empresario.
En el mismo sentido se queja Sergio Arango Ortega, ejecutivo de la productora de flores Capiro. “Ese es un tema sensible, porque no hay mano de obra y está muy complicado conseguir gente que quiera trabajar en el campo”.
Esta empresa que cuenta con cinco fincas productoras de flores en el Oriente antioqueño, está enganchando personal de localidades como Marinilla, El Carmen de Viboral, San Vicente o El Peñol.
Para atraer a los obreros Uniflor y Capiro ofrecen además de buenos salarios algunos incentivos en temas de alimentación o transporte, bonos por eficiencia e incluso en otros casos se han organizado sorteos y rifas para retener la mano de obra.
Las jornadas extendidas y el pago de horas extras son otras de las estrategias que se aplican para evitar al máximo que las compañías incumplan los compromisos adquiridos con los clientes.
El director de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores en Antioquia (Asocolflores), Marcos Ossa Ramírez, señala que el sector floricultor tiene disponibles más de 500 puestos de trabajo en el Oriente de Antioquia.
“Hay trabajo y estamos buscando gente para trabajar. Se ofrece una remuneración que cumple con todas las expectativas legales, prestaciones, es decir un trabajo formal. El llamado a los interesados es que se acerquen a las empresas productoras de flores y lleven sus hojas de vida”, dice el dirigente.
Fletes aéreos caros
Otro nubarrón en el negocio de exportación de flores tiene que ver con los aumentos en las tarifas por parte de las aerolíneas de carga.
Aunque el precio internacional del crudo está bajando, el valor del transporte aéreo no, así esté disminuyendo el costo de los combustibles.
La explicación que dan los floricultores radica en que la reducción que observan las importaciones desde Estados Unidos está dejando sin carga de compensación a los aviones cargueros que llevan las flores a ese destino.
Cock señala que en el caso de Uniflor que hace las entregas de flores en ese país, está pagando mayores valores en los fletes aéreos.
“A las aerolíneas se les agotó la carga para traer de Estados Unidos hacia el Sur del continente, entiendo que antes traían teléfonos celulares, electrodomésticos y maquinaria, pero con la mayor tasa de cambio eso se redujo y a los floricultores nos está tocando pagar el costo del avión, vacío, de regreso”, advierte.
Asocolflores asegura que la situación afecta negativamente no solo al sector floricultor, sino a todos los exportadores. “Si bien la tasa de cambio se vuelve muy atractiva para vender en los mercados internacionales, el tema es diferente con los importadores, que en este momento tienen puesto el freno de mano”.
Para los empresarios es claro que mientras el costo del transporte aéreo sea negociable y no reduzca la rentabilidad, será un factor manejable, pero insisten en que se trata de uno de los costos más altos de la operación.
Los exportadores de flores sugieren que una opción es establecer las condiciones necesarias en la terminal del carga del José María Córdova, para exportar flores mediante la contratación de vuelos chárter, que podrían terminar siendo más favorables frente a las tarifas que tienen Avianca Cargo, LAN y Centurion.
Para el Grupo Capiro el mayor costo del transporte aéreo no es tan crítico, porque esta empresa entrega los pedidos de flores de sus clientes en Rionegro. “Hemos escuchado quejas por el aumento de tarifas, la falta de cupos, que hay pocos aviones o que incluso están dejando los despachos”, agrega Arango.
Otro aspecto que no descuidan los floricultores tiene que ver con el tema de plagas, pero por el momento no hay alarmas dado que con el apoyo del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) se han cumplido los requerimientos fitosanitarios, tanto para evitar la posible propagación de enfermedades, como para certificar las exigencias que en esa materia hacen los países importadores de flores, follajes y material vegetal.
Fuente: Elcolombiano.com