En el municipio de El Peñol, un grupo de 22 mujeres decidió retomar el bachillerato, ellas, habitantes de la vereda Santa Inés, emprendieron este camino de querer superarse a sí mismas y estudiar, rompiendo estigmas, pues son creyentes de que no hay una edad específica para cumplir sus sueños.
Mariela Agudelo Hernández quien es una de estas mujeres, nos contó su experiencia como madre, esposa y ahora estudiante, a sus 55 años decidió ingresar de nuevo a la academia, hoy cuenta con 58 años y está próxima a terminar su bachillerato, se dedica a las labores del hogar, tiene 5 hijos y su esposo se dedica a la agricultura, labor en la que ella también apoya.
“Mi motivación más grande es saber que puedo tener la posibilidad de terminar mis estudios, especialmente aquí en la vereda, es una oportunidad que no quería desaprovechar en este momento, ya que es cerca de mi casa; al principio lo dudé, pero al ver las facilidades, tomé la decisión de empezar a estudiar de nuevo y hasta ahora en ningún momento me he arrepentido, ahora pienso que es una de las cosas más importantes que he hecho a lo largo de mi vida, me siento feliz”.
En este proceso se ha logrado que entidades como el SENA se unan, para darle continuidad a la formación superior, teniendo así a los primeros técnicos y tecnólogos campesinos del país, generando dignidad rural para el territorio; algunas de estas mujeres están ya matriculadas en un programa técnico sobre producción de productos agropecuarios y han llevado a cabo proyectos en los que se desarrollaron productos como bocadillos, mermeladas y vinos, derivados de del tomate de aliño que se cultiva en la vereda, convirtiendo estos en productos típicos del municipio.
Juan Pablo Betancur, quien trabaja con una cooperativa del municipio fue el que alentó a que los adultos del territorio siguieran con su formación académica, “la mayoría de las personas que viven en las veredas tienen edades de entre los 35 y 54 años y en su gran proporción lograron terminar la básica primaria; al día de hoy las iniciativas están enfocada en los jóvenes rurales, en base a eso se empezó a promover está iniciativa con el fin de llevarle ofertas educativas a los adultos, en este caso, principalmente a las mujeres de este sector rural”.
Los factores por los que no se termina el proceso académico son varios, en el caso de las mujeres se pausa ya que deben encargarse de diferentes labores del hogar, como cuidar a sus hermanos o hijos.
“Para mí fue un reto demasiado grande, conozco el grupo y las características de cada uno de los integrantes, lo asumí como un reto personal y me he enfrentado al compromiso, ha sido un trabajo arduo ya que busco que el currículo sea accesible para los estudiantes, la experiencia ha sido maravillosa y me siento muy satisfecho con este trabajo”, comenta, Miguel Ángel Hoyos, quien es el profesor encargado de este grupo.
Se busca expandir esta iniciativa y crear una red con la Secretaria de Agricultura Departamental con un propósito productivo, ya que es un elemento educativo, su réplica podría articular crecimiento en la subregión, los agricultores que se atreven a romper este paradigma tienen un como recompensa el crecimiento para sus familias y trabajos; “crear concia en los adultos para ayudar a formar mejores jóvenes rurales”.