Siguiendo con los ámbitos mentales en busca de mantener el equilibrio entre cuerpo y mente y después de saber lo poderosos que son tus pensamientos, revisaremos otro aspecto muy importante que son las EMOCIONES.
¿Qué son las emociones?
Son las reacciones psicofisiológicas ante diferentes situaciones; éstas determinan tu estado de ánimo y tu manera de actuar cotidianamente. Cada situación trae emociones diferentes que se generan como reacciones a las relaciones con las personas, actividades y cosas con las que tenemos contacto.
Debemos considerar diferentes tipos de emociones:
Emociones Moderadas: son aquellas que generan un leve impacto positivo o negativo, que no son trascendentales y que no influyen de manera directa en tu actuación y estado de ánimo, como por ejemplo encontrar dinero en una chaqueta que no usabas hace días. Esto te genera una leve emoción, pero de inmediato te concentras en tus actividades cotidianas.
Emociones Intermedias: son aquellas que generan cambios en los estados de ánimo y que generan reacciones actitudinales por un período de tiempo corto. Como cuando alientas un equipo deportivo determinado y éste pierde o gana un encuentro. Así se generan emociones temporales de felicidad o de tristeza que pueden generar estados de ánimo hostiles si compartes con miembros del equipo oponente. Por el contrario, si estás en un ambiente de simpatizantes de tu equipo, se convierte en un momento de efervescencia y amabilidad.
Emociones Fuertes: estas pueden cambiar tu estado de ánimo y forma de actuar por tiempos más prolongados y pueden interferir de manera directa en tu relacionamiento. Por ejemplo, noticias de índole financieros o problemas sentimentales.
Para poder mantener un equilibrio debes tener en cuenta que un estado emocional fuerte puede generar mayores problemas a los actuales, para lo cual te recomiendo aislarte del momento y dejar por un momento de hablar del tema con las personas que estés rodeado y buscar las posibles salidas que se puedan tener, incluso antes de buscar culpables que es lo que generalmente hacemos. Cuando encontramos una posible solución nuestro estado de ánimo pasa de la frustración a la estimulación mental, cambiando tu forma de ver las cosas y ocupándote en ser propositivo.
Cuando son emociones generadas por agentes externos a ti, debes revisar si vale la pena cambiar tu manera de actuar y tu estado de ánimo por esto. Muchas veces nos daremos cuenta de que le damos demasiada trascendencia a las situaciones sin analizar de manera detallada sobre los impactos que éstas generan. Muchas veces generamos emociones infundadas y reaccionamos de manera inmediata sin constatar las realidades de cada una de las informaciones recibidas.
Recuerda que tu reputación será el reflejo de tus acciones.