El laberinto sin salida en el que se vio metido el proceso de paz hace tan solo unas semanas por temas coyunturales como la justicia, la reparación a las víctimas, el cese de hostilidades y la participación política, parece haberse despejado y tomar el rumbo acelerado solicitado por el Gobierno desde el inicio de las conversaciones.

Las últimas declaraciones de la delegación de las Farc dejan entrever el avance en la mesa —aunque en Colombia se perciba lo contrario—, y dan cuenta de lo logrado durante el ciclo 40 al afirmar que sin desconocer la complejidad de los temas anteriores (incluido el tema del paramilitarismo), “registramos avances. El proceso se mueve en dirección al acuerdo final”, aseveró alias “Iván Márquez”.

Con el clima de optimismo reinando en la mesa de diálogos, la guerrilla insistió al Gobierno en implementar más acciones que conlleven a un cese el fuego bilateral, y a su vez, implementar mecanismos que permitan buscar los más de 40.000 desaparecidos forzosamente en el país durante tres décadas.

“Ha llegado el momento en que las partes debemos aguzar el sentido común para abrirle espacio al entendimiento y al consenso, porque la paz es ahora, y requiere el respaldo decidido, sin reticencias, de las mayorías nacionales”, expresaron las Farc.

¿Qué tan cerca está el fin?

Si bien en Colombia no se puede vaticinar qué tan cerca está la firma del acuerdo final debido al hermetismo de la mesa, sí se pueden verificar los avances o, por lo menos, contar los impulsos que han llevado a franquear los obstáculos precisos del proceso.

Dice el experto en conflicto armado, Juan Carlos Ortega, que esos impulsos que han hecho avanzar y destrabar los diálogos son muy contados. “La llegada de delegados internacionales, la apertura a discutir el tema de justicia enfocada en verdad y penas restaurativas, así como la asesoría permitida para ambas delegaciones son puntos positivos que dan más confianza en la mesa”, dice Ortega.

No obstante, y pese al optimismo que se respira entre ambas delegaciones negociadoras, hay temas pendientes que también son de difícil tratamiento: el desarme, las garantías, los garantes y la implementación de lo acordado.

Al partir de la base de que cada punto discutido tarda en promedio cuatro meses, con los temas que faltan por tratarse, explica el analista del conflicto armado, Luis Eduardo Celis, el cierre del proceso de paz con las Farc en la etapa de discusión tardaría otro año.

“Ambas delegaciones están comprometidas con llegar hasta la firma del acuerdo. En esa medida, y con el conjunto de temas por resolver, todo el proceso de paz puede cerrarse en agosto de 2016”, dice Celis.

En la última intervención del jefe de la delegación del Gobierno, Humberto De la Calle, dijo que lo acordado en la mesa con respecto al papel de las Farc una vez se dé la desmovilización se va a cumplir: “la obligación elemental del Gobierno es prepararse para cumplir la palabra empeñada”. Para los expertos esta fue la puntada final que llevó al clima de optimismo que hoy rodea el proceso de paz.

Fuente: Elcolombiano.com

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