Un informe del Centro de Vigilancia del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés), reveló que durante 2012 por lo menos 256.590 personas se desplazaron, es decir que cerca de 65.748 familias fueron forzadas a dejar sus hogares para proteger sus vidas, como consecuencia de las vulneraciones a los derechos de la población civil por parte de los grupos armados y por la insuficiencia de medidas oportunas y pertinentes de protección del Estado.
Colprensa | Bogotá | Publicado el 13 de junio de 2013
Según cifras históricas, el acumulado de víctimas por desplazamiento forzado en Colombia ascendía a 5.701.996 entre 1985 y 2012, de acuerdo con la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento. Anualmente cerca de 211.178 personas se han desplazado dentro del país y para los últimos 15 años este promedio subió a 296.988 personas.
El estudio deja ver que Antioquia es el departamento con una intensidad de desplazamiento muy superior al resto del país, además del Pacífico y Bogotá, donde encontramos niveles medios (que en todo caso están entre los casi 3.000 y los 12.000 desplazados) en varios departamentos: Norte de Santander, Córdoba, Bolívar, Arauca, Meta, Caquetá y Putumayo.
En términos de llegada de población desplazada que requiere atención humanitaria y protección, los departamentos a donde arribó el mayor número de personas desplazadas en 2012 fueron Antioquia (61.252 personas), Cauca (35.409 personas), Nariño (26.610 personas), Valle del Cauca (21.858 personas) y Putumayo (12.285 personas), según los cálculos del IDMC.
Entre los municipios de llegada de mayor número de personas desplazadas el año pasado, hubo ciudades grandes y medianas, entre las que se encuentran Medellín (37.938 personas), Bogotá (31.648 personas), Cali (9.624 personas), Pasto (9.224 personas), Suárez (6.854 personas) y Buenaventura (6.198 personas).
Población indígenas
El estudio resalta la afectación en los departamentos del occidente del país, especialmente sobre los pueblos Embera, Nasa y Awá, así como los departamentos del Caquetá y Guaviare y en concreto los pueblos Jiw y Nukak, cuya afectación por la crisis humanitaria generó el pronunciamiento de la Corte Constitucional en julio de 2012.
Pero es igualmente acuciante la situación de varios pueblos indígenas en otros lugares del territorio nacional, como Arauca, con la comunidad Hitnü, o el pueblo Motilón Barí en Norte de Santander, quienes se vieron fuertemente golpeados por la presencia de actores armados legales e ilegales.
En ese sentido, según cifras del estudio desarrollado por el Centro de Vigilancia del Desplazamiento Interno, el mayor número de indígenas llegó a los departamentos de Cauca (5.187 personas), Nariño (4.059), Chocó (2.965), Antioquia (1.638) y Putumayo (919).
Población afrocolombiana
El Centro de Vigilancia del Desplazamiento Interno señaló que “uno de los sectores sociales más vulnerados por el desplazamiento y el desarraigo social, cultural, económico y territorial es el pueblo afrocolombiano. Pero las dimensiones y características de este desarraigo se desdibujan por la falta de capacidad institucional para hacerlo evidente”.
El informe identificó que más de 51.938 personas afrocolombianas, fueron desplazadas de su territorio originario y llegaron a otros departamentos del país huyendo de la violencia. Estas representan el 20,26 por ciento del total de desplazados en el país durante 2012. Lo cual significa que también la población afro, que constituiría, de acuerdo con el Dane el 10,62 por ciento de los colombianos, tiene un nivel de afectación doble en proporción a su estatuto en la estructura demográfica nacional.
Los departamentos a donde arribó la mayor cantidad de población afro fueron Antioquia (10.863 personas), Valle del Cauca ( 9.174 personas), Cauca ( 5.970 personas), Nariño ( 4.524 personas) y Chocó ( 4.162 personas).
Los municipios con mayor recepción de esta población fueron Buenaventura (6.198 personas), Medellín ( 5.899 personas), Bogotá ( 4.921 personas), Cartagena ( 2.628 personas) y Bagadó ( 2.153 personas). El caso de Bagadó, municipio ubicado en el departamento de Chocó, causa especial preocupación debido a que sus cifras alcanzan niveles semejantes a los de grandes ciudades e incluso es superior a la de Cali.